Aquí va una actualización para los antillanos que con tanto amor recuerdan a su pueblo, que también es mío, después de Ike.
No parecía posible que un huracán cruzara las tierras del pequeño municipio de Antilla. El 7 de septiembre al final de la tarde, todos veían asombrados cómo se desprendía la primera teja, pero ya con el avance de la noche, perdieron la capacidad de sorprenderse. No había más remedio que esperar al día siguiente. Hasta hoy ha sido largo el camino recorrido desde que los antillanos se despertaron y vieron sus árboles y casas en el piso... Seguir
Deberes Humanos
Hace 8 años.
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