El calor en Holguín es abrumador. Hay que pensarlo muy bien para salir de casa, también para quedarse. Creo que la frase más repetida por estos días es justamente ¡¡qué calor mi madre!! Es lógico, estamos a inicios de julio, lo que pasa es que por mucho tiempo que uno haya vivido en una ciudad calurosa, no se acostumbra nunca a este sopor, a este caldo.
Cuando hay frío la gente siempre dice que prefiere el calor, y cuando estamos en verano no paran de decir lo contrario. Conmigo no sucede así, aún en las épocas de frío más violento, que en Holguín no son muy extensas, mantengo mi posición contrario al calor, al sol insoportable, que te hace sudar como en una sauna, que no lo calma ni un baño de agua helada, ni un ventilador, apenas un aire acondicionado.
El calor es el culpable de mi inmovilidad por estos días. Esa densidad que te hace moverte en cámara lenta, como si las gotas de sudor aumentaran unos kilos a tu cuerpo, como si te envolviera una masa de alguna sustancia transparente, que no ves, pero sí sientes. Es una tortura solo imaginar el momento en que deba ponerme el pantalón y salga a la calle, sudo solo de pensar en cómo se me mojarán las piernas, las axilas… No pienso torturarlos más, espero que ahora mismo usted esté en una oficina con un aire acondicionado muy potente, o listo para partir a una piscina, o en pleno invierno, ¡Qué envidia!
Deberes Humanos
Hace 8 años.